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EL ESTRÉS LABORAL Y LA PAUSA ACTIVA

El ser humano es un ser bio-psico-social, tiene una base biológica y una formación psicológica que lo llevan a la interacción social. Las personas nacen con un temperamento, que no es lo mismo que el carácter, el cual se va formando hasta los 12 años aproximadamente, y la personalidad termina de desarrollarse a los 24 años.

La salud mental del ser humano es parte de la salud integral, por lo que la actitud que tengamos frente a las adversidades determinará cómo se va a vivir la vida, indica el Dr. José A. Calderón, Jefe Nacional de la Sección de Salud Mental del Ministerio de Salud (MINSA).

Hoy día se vive con niveles altos de frustración y estrés debido a la pandemia del COVID-19, la cual sentimos que nos sobrepasa y no acaba. “Estamos a la expectativa de lo inevitable, pensando que no se puede hacer nada para detener la pandemia. Para contrarrestar este síntoma, debemos pensar que sólo se puede cambiar lo que depende de nosotros, como estar pendientes de las medidas de seguridad para evitar el contagio”, comparte el Dr. Calderón.

El estrés es un mecanismo natural de regulación y puede ser físico o emocional. Es un conjunto de relaciones fisiológicas que preparan al organismo para la acción. Comienza en el organismo con un estímulo, que puede venir de adentro de nosotros mismos o de afuera, este estímulo activa una cascada de sustancias bioquímicas que parten del hipotálamo en el cerebro hacia las glándulas suprarrenales, donde se descargan sustancias como los corticoides, influyendo en todos los sistemas del cuerpo humano.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el estrés laboral puede incrementar la posibilidad de ocurrencia de un desorden mental, empeorar uno existente o contribuir directamente al distrés mental (desmoralización, humor depresivo, ansiedad, síndrome del trabajador “quemado” o burnout, etc.). El distrés mental puede no llegar a niveles diagnosticables como desorden mental y, aun así, ser una fuente de sufrimiento considerable para el empleado. 

Algunos factores que pueden desencadenar el estrés laboral son: un ambiente de trabajo con comunicación deficiente donde el apoyo organizacional no existe, el trabajador tiene poco control sobre las funciones de su trabajo, no se le dan instrucciones claras y cuando los horarios de trabajo son inflexibles. En el ámbito laboral, mientras más alto sea el cargo que se desempeña, hay una tendencia a incrementar las horas laborables, no permitiendo que el trabajador tenga una vida personal, advierte el Dr. José Calderón.

La ayuda profesional será necesaria en los siguientes escenarios, recalca el Doctor:

Cuando la persona manifieste claras afectaciones a sus funciones y ciclos vitales, (sueño, apetito, energía).

Cuando exista pérdida significativa del interés por las actividades que solían ser agradables.

Cuando el miedo y la incertidumbre se expresen como una amenaza muy difícil de manejar.

Cuando la conducta habitual del usuario ha cambiado tanto que altera la normal convivencia.

Si se expresan ideas, planes o deseos de quitarse la vida (urgencia psiquiátrica absoluta).

Cuando hay antecedentes de enfermedad psiquiátrica de largo plazo que necesita seguimiento especializado (medicamentos, seguimiento terapéutico).

A nivel institucional, todas las entidades deben tener un equipo de atención primaria para orientar a los colaboradores con respecto a las medidas de bioseguridad frente al COVID-19. “Se debe capacitar a este personal para que brinde apoyo psicosocial y que puedan identificar a los grupos vulnerables haciendo una valoración psicosocial del colaborador para determinar en qué condiciones vive esa persona”, recalca el doctor.

La pandemia altera de manera patológica las emociones, causando ansiedad y depresión. Dentro de las emociones normales se encuentran la tristeza, el decaimiento, las frustraciones, el enojo, la alegría, el placer, la sorpresa y la vergüenza, entre otras. Es importante adaptarse a los cambios en los patrones habituales de vida, aprender a manejar la ansiedad, el estrés peritraumático, los duelos y el pánico.

Asimismo, dar apoyo a aquellas personas que ya han pasado por la enfermedad del COVID-19, personas que en estos momentos están afectadas con el virus, aquellas que temen infectarse, y también a los que no han podido despedir a sus seres queridos, comenta el Psicólogo.

Durante la pandemia se ha podido observar cómo se potencian las características humanas preexistentes, por ejemplo, si alguien tiene una personalidad positiva, va a tender a incrementarse, igualmente ocurre si es negativa. Si se es individualista y egoísta, esto también va a aflorar frente a las circunstancias. Otro aspecto que se ha evidenciado es la vigilancia obsesiva de los síntomas del COVID-19. Ante cualquier cambio en la salud, inmediatamente se piensa en que se contrajo la enfermedad, explica el especialista.

La institución debe tener un plan de comunicación que contrarreste toda la información negativa que circula en diferentes medios y redes sociales, esta debe transmitir seguridad, autoridad, moral, sosiego, apoyo y ánimo a los colaboradores. La continua capacitación, el apoyo y atención psicosocial a las personas afectadas, la promoción de mecanismos de autoayuda y ayuda entre pares, la existencia de un sistema de recompensas y reconocimientos, y establecer normas claras y justas, generará en la institución un ambiente de tranquilidad y seguridad, concluye el Dr. Calderón

El psicólogo David Sanjur, de la sección de salud mental del MINSA, señala que “existen técnicas de relajación que podemos aplicar en el ambiente laboral, estas técnicas reciben el nombre de pausas activas y es recomendable aplicarlas durante las horas laborales para ayudar a aliviar el estrés”.

Una de estas técnicas es la respiración diafragmática, que consiste en inhalar lenta y profundamente por la nariz llevando el aire hasta el fondo de los pulmones, el abdomen debe levantarse, y exhalar hasta que el estómago se contraiga.

Otra técnica es la relajación muscular progresiva, la cual consiste en ejercicios de estiramiento muscular.

Para el psicólogo Sanjur, es importante compartir y expresar las emociones y sentimientos, ya que así también se logra liberar el estrés.