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Científicos exponen sobre la conservación de anfibios en Panamá en el Café Científico de la SENACYT

Panamá, 12 de noviembre de 2019. Investigadores locales expusieron los hallazgos de sus estudios en el Café Científico “Diversidad de ranas y su conservación en Panamá”, una iniciativa mensual que organiza la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT) en la que especialistas en diversas disciplinas presentan los resultados de sus estudios y comparten sus experiencias con miras a la popularización de la ciencia.

En esta ocasión el grupo de panelistas estuvo conformado por: el Dr. Roberto Ibáñez, afiliado al Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales; el Dr. Abel Batista, de la Universidad Autónoma de Chiriquí y la Estación Científica Coiba AIP; y el Dr. Eric Flores, de la Fundación Panama Wildlife Conservation, el Instituto de Investigaciones Científicas y Servicios de Alta Tecnología AIP, y la Estación Científica Coiba AIP. Los tres expositores son miembros del Sistema Nacional de Investigación de la SENACYT.

Estos científicos presentaron temas sobre la situación actual de los anfibios en nuestro país, las amenazas que enfrentan y el rol de las comunidades para lograr la protección de las especies y de su hábitat, entre otros.

A la fecha, Panamá cuenta con 225 especies de anfibios descritos en Panamá, según AmphibiaWeb.org al 6 de noviembre de 2019. De estas, 184 corresponden a ranas.

AL RESCATE DE ANFIBIOS

En su ponencia, el Dr. Roberto Ibáñez hizo alusión al Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá, el cual tiene como propósito conservar a las ranas arlequines del país.

“Reconociendo que la rica diversidad de anfibios de Panamá es un tesoro natural con importantes valores culturales, biomédicos y ecológicos que justifican su protección, un grupo de entidades zoológicas se unieron para responder ante la crisis que confrontan los anfibios, conformando así el Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá en el año 2009”, manifestó el biólogo.

La misión de este proyecto consiste en rescatar y establecer colonias de aseguranza de especies de anfibios que se encuentran en extremo peligro de extinción en todo Panamá, destacó el especialista, quien cuenta con un Doctorado en Zoología por la Universidad de Connecticut (Estados Unidos).

Añadió, además, que el Proyecto de Rescate y Conservación de Anfibios de Panamá enfoca sus esfuerzos y experiencia en el desarrollo de metodologías para reducir el impacto del hongo quítrido (Batrachochytrium dendrobatidis) para que un día los anfibios en cautiverio puedan ser reintroducidos en su medio silvestre. Actualmente, este proyecto cuenta con un centro ubicado en Gamboa, en donde se mantienen 12 especies de anuros (grupo de anfibios conocidos como ranas y sapos) amenazados de Panamá, y entre estas se destacan las ranas arlequines.

“Estas ranas pertenecen al género Atelopus, y constituyen un grupo de especies considerado altamente amenazado, principalmente por causa del hongo patógeno Batrachochytrium dendrobatidis. Las especies de ranas Atelopus chiriquiensis y Atelopus zeteki son 2 de las 6 especies conocidas en Panamá de las cuales no se tienen reportes de observación en el medio natural en los últimos años, por lo que aparentemente han desaparecido. No obstante, poblaciones de Atelopus varius aún se observan en algunos sitios de Tierras Altas y Bajas del Oeste del país en donde se encuentra este hongo”, señala el Dr. Ibáñez.

Hace una década, la región Este de Panamá mantenía poblaciones estables de especies de Atelopus, pero las condiciones están cambiando, recalca. El hongo patógeno continuó avanzando hacia el Este del país, y ya se encuentra en la provincia de Darién. Prueba de ello ha sido que las poblaciones de Atelopus limosus han declinado en algunos sitios, en donde se han detectado individuos infectados.

“De las tres especies de Atelopus que habitan en la región Este de Panamá, le hemos dado seguimiento a poblaciones de Atelopus certus en Cerro Sapo, Darién. Entre 2010 y 2012 y durante 2016 realizamos censos diurnos y nocturnos de ésta y otras especies de ranas a lo largo de los arroyos. Se obtuvieron muestras de la piel con hisopos para determinar la presencia y prevalencia del hongo en el área”, manifestó el Dr. Ibáñez, quien agregó que el esfuerzo de conservación ex situ (proceso en el que se protege a una especie fuera del ambiente en el que habita) de las ranas arlequines está progresando. “Ya hemos realizado algunos ensayos de liberación con individuos de Atelopus limosus y Atelopus varius”.

TRABAJAR CON LA COMUNIDAD

En su intervención, el Dr. Abel Batista, quien ha descrito un total de 28 de especies (entre los que están anfibios, salamandras y reptiles), abordó el proyecto “Anfibios en la Unión de las Américas: Ranas como modelo de estudio para los desafíos de conservación en Panamá”.

“El entendimiento de los procesos que han originado la presencia de especies de la fauna o flora de una región biogeográfica determinada podría ayudar a comprender los patrones de distribuciones actuales. No hay estudios biogeográficos que hayan incluido a los anfibios en un escenario que evalúe los eventos de colonización entre Sur y Norteamérica y la influencia que ha tenido el surgimiento del Istmo en la diversificación de especies durante ese evento”, reflexiona el investigador, quien cursó en Alemania un Doctorado en Ciencias biológicas con especialización en el estudio de los anfibios y reptiles de Panamá, como becario de la SENACYT.

Ante tal panorama, el Dr. Batista está interesado en estudiar el origen, presente y futuro de los anfibios de Panamá. “Habiendo conocido los patrones biogeográficos (aquellas características que determinan que una población tenga una determinada distribución geográfica) de las especies, podríamos integrar estos conocimientos a la comunidad local para que comprendan por qué y cómo los anfibios han colonizado las diferentes zonas biogeográficas y diversos tipos de bosques en Panamá”.

Para tal fin, el biólogo está utilizando en sus investigaciones especies clave con algún pasado histórico en las comunidades de Boquete (Chiriquí), Achiote (Colón), Santa Fe (Veraguas) y Pijibasal (Darién). “Con este estudio predeciremos potenciales impactos que causarían los cambios de las condiciones ambientales en los anfibios. Para lograr esto, estamos evaluando las temperaturas óptimas de actividad diaria de especies clave en un gradiente altitudinal (variación de la elevación en metros sobre el nivel del mar) para compararlas con modelos que puedan darnos un estimado robusto de las temperaturas preferidas y el efecto potencial del cambio climático sobre estas especies en el futuro”.

El Dr. Batista agregó que en las comunidades elegidas han realizado talleres, festivales, presentaciones y han desarrollado un plan de educación ambiental en las escuelas. “A la fecha, contamos con guías de turismo capacitados para educar a líderes comunitarios a realizar monitoreos que puedan retribuir beneficios directos a los lugareños a través del turismo científico”, destacó.

AL RESCATE DE LA RANA ARLEQUÍN

Por su parte, el Dr. Eric Flores abordó sobre sus estudios dedicados a la conservación de la rana arlequín (Atelopus varius) en el Parque Nacional Santa Fe de Veraguas.

Las poblaciones de la rana arlequín se han visto diezmadas al grado de estar declarada en peligro crítico de extinción, manifestó. “Una de las causas principales de esto ha sido la dispersión del hongo Batrachochytrium dendrobatidis, causante de la enfermedad conocida como quitridiomicosis, que afecta la piel de anfibios”, dijo este ingeniero agrícola, quien realizó un Doctorado en Biociencias en la Universidad de Exeter (Reino Unido) a través de una beca de la SENACYT.

En su intervención, el investigador hizo alusión a un proyecto que realizó entre 2016 y 2017 (que contó con el financiamiento de la SENACYT) con el que descubrió poblaciones de esta especie que aparentemente han logrado coexistir con el hongo, las cuales se localizan en áreas remotas del centro de Panamá, como el Parque Nacional Santa Fe de Veraguas.

“Esto ha permitido llevar adelante actividades para concienciar a algunas comunidades en la zona, y a la vez estrechar lazos con entidades fuera y dentro del país, como la Universidad de Manchester, en Inglaterra, y la Universidad de Panamá para iniciar programas de monitoreo e intercambios de estudiantes”, señaló.

Para lograr la conservación de esta especie, el Dr. Flores dijo que es importante conocer si la coexistencia del hongo Batrachochytrium dendrobatidis en dichas poblaciones está asociada con factores ambientales, y examinar algunos mecanismos de inmunidad del hospedero (como bacterias simbiontes), incógnitas cuyas respuestas estarán siendo estudiadas por este científico a través de un nuevo financiamiento de la SENACYT para ejecutar otro proyecto de investigación.

Sobre la SENACYT: La Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (SENACYT), es una institución autónoma cuya misión es convertir a la ciencia y a la tecnología en herramientas para el desarrollo sostenible de Panamá. Nuestros proyectos y programas están enfocados en potenciar el desarrollo científico y tecnológico del país y de este modo, cerrar la brecha de la desigualdad y fomentar un desarrollo equitativo que mejore la calidad de vida de los panameños.